BIENVENID@

"Que los caminos se abran siempre a tu encuentro, que el viento sople siempre a tu espalda, que el sol brille templado sobre tu rostro, que la lluvia caiga suave sobre tus campos. Y que, hasta que volvamos a encontrarnos...Dios te guarde en la palma de su mano". (Bendición Celta)

17 diciembre 2007

¡FELIZ NAVIDAD!




*- Aunque es un relato escrito el año pasado La Historia narrada es atemporal.

*- Feliz Navidad a las buenas gentes que merecen Felicidad:



"TEN FE, JOSÉ…

Hacía frío aquel atardecer de principios de invierno. Llevaban horas viajando por caminos de piedras. Estaban cansados y hacía frío.
La pequeña aldea estaba llena de gente y no había sitio para ellos.
Alguien, tan pobre como la joven pareja, les permitió quedarse en un rincón. En la cueva donde guardaban el ganado.
- No puedo más, María. ¿Qué vamos a hacer?. Una ley absurda nos obliga a viajar hasta aquí. Tú en tu estado. Mis parientes no quieren saber nada. ¿Qué más puede pasar?.
- Ten fe, José. ¿Ves?. Nos dejan un rincón. Todo va a salir bien.
- Sí, María, tengo fe en ti porque te quiero. Pero Dios…Dios a veces se vuelve Silencio.
- Ten fe…
Pasada la media noche María empezaba a descansar. Nadie más que José y los animales oyeron sus gritos en la fría noche. No tenía más sábanas que la hierba seca y unos paños que había llevado consigo “por si acaso”. Ni más comadrona que su joven esposo.
A la luz de una breve antorcha amantaba por vez primera a su hijo.

- Ves José. Esto es lo único importante. Estamos los tres. El niño ha nacido bien. Está sano. Tiene todos los deditos. Estamos tú, el niño yo. Tenemos un techo y nuestro calor de familia. ¿Qué más podemos pedir?. Estar en esta cueva juntos es mucho mejor que todo el falso oro de los palacios de los reyes.
Anda, deja de limpiar y ven aquí a nuestro lado. ¿En qué piensas?.
- Pues sinceramente. Estaba pensando que si al niño le da por parecerse a Su Padre igual se vuelve invisible y dejamos de verlo aunque sabremos que por ahí andará….Jajajajajaja.
- ¡ Pero qué cosas tienes!. Por eso estoy contenta de haberme casado contigo. Pareces serio pero tienes un humor…
- Bueno y además soy guapo, y tengo un buen oficio, y soy joven. Jejeje. Yo creo que me enamoré de ti desde que jugábamos siendo niños. Cuando nuestras familias prepararon la boda fui el hombre más feliz del mundo. Era a ti a quien siempre quise.
- No voy a decir nada al respecto: ya lo sabes. ¿Qué es ese ruido?. ¿Quién viene?.
Antes del amanecer se marcharon. Habían preparado una fiesta como sólo la gente de verdad sabe hacer: compartiendo lo que tiene. Era sábado, el día sagrado de los judíos, y no se sacaba el ganado. María, José y el niño tenían un día entero para descansar de la ajetreada noche.
- ¿Qué ha ocurrido, María?. Dime que no ha sido un sueño. No, claro, los restos de queso, dátiles y las pieles de oveja siguen ahí.
- Te había dicho que tuvieses fe, José. Creo que empiezo a entender lo que ha pasado. Dios, ese Dios del silencio del que a menudo hablas, nos ha dado una pista de cómo quiere que eduquemos al niño.
- ¿Y qué tienen que ver unos pastores con la educación de nuestro hijo?. No lo entiendo.
- Verás: sabes de sobra que nadie quiere a los pastores. Les rechazamos incluso más que a los ladrones. Los pastores son pobres, sucios, no saben hablar ni comportarse, son agrestes, rudos, se pasan meses en las montañas. Todos sabemos que allí, lejos de las personas decentes, sin mujeres cerca, tienen relaciones entre ellos, en contra de lo que manda La Ley. También por eso les rechazamos. Porque son impuros, sucios y aberrantes.
- Sí. Todo eso lo sé. Por eso no entiendo por qué han venido. Se lo agradezco pero no lo entiendo.
- Es sencillo. Dios se les ha aparecido a ellos, a los que son rechazados por todos. Y a ellos les ha regalado conocer a Su Hijo. ¿No lo ves?. Dios nos ha puesto a prueba. Podía haber elegido nacer en un palacio rodeado de riquezas y poder. Pero nos ha elegido a ti y a mi: una pareja joven y pobre. Y nos ha enviado aquí, a una cueva de bestias para que su hijo naciese en la miseria y fuesen unos miserables a los que todo el mundo rechaza los que le diesen sus primeros regalos: calor humano y alegría de verdad.
¿A que hemos estado a gusto?, ¿a que tampoco son tan mala gente?. Para eso Dios ha querido todo esto. Tenemos que educar al niño a AMAR, así, con mayúsculas. Y sobre todo a que ame y enseñe a amar a los que nadie quiere.
Estoy agotada. Pero ha sido una noche tan especial. He tenido a mi hijo junto al hombre al que amo. Han venido unos desconocidos y compartiendo pobreza y alegría hemos tenido una fiesta como pocas. Porque cuando uno ama y se sabe amado no hacen falta dorados ni regalos de mentira: sólo personas. He sentido que Dios, ese Dios a menudo del silencio, escribe recto en las líneas torcidas de mi vida y me lleva siempre en la palma de su mano.
Aún nos queda mucho que pasar, mucho que no entender y mucho que sufrir. Pero ten fe, José. Vale la pena.
- Como quieras María. Junto a vosotros dos aprenderé a tener fe. Con la Madre y el Hijo de Dios, a mi lado como para no…
- Anda, deja de trastear y ven a nuestro lado. Que está amaneciendo y hace frío.

Amanecía un frío sábado de invierno en la perdida cueva de ganado de Palestina. Había sido una noche larga e intensa. Llena de vida, de calor y de amor.
Una noche que cambió la historia sin que nadie se percatase. Así es como actúa Dios: desde la autenticidad, la sencillez y el amor.
María, José y el Niño descansan juntos, felices.

Y lo siguen haciendo cada vez que nuestra Navidad, más allá de los ruidos y las luces es amor auténtico con los que hay a nuestro lado.

¡Feliz Navidad!".

02 diciembre 2007

SANGRE, SIDA Y ABRAZOS...

*


Es sábado 1 de diciembre, Día Mundial del SIDA. Una buena fecha para ir a donar sangre. Tan buena como cualquier otra.
Ya han pasado los tres meses preceptivos desde la última vez.
En el Hospital el equipo de doctoras y enfermeras, que ya casi son amigas, crean un clima amable que invita al diálogo mientras estás allí. “¿Sabes que te hemos sacado ya más sangre de la que tienes en el cuerpo?”- “Imagino. Llevo más de doce años sin faltar nunca a la cita trimestral de los 450 mililitros. Creo que salen más de 21 litros y medio”... Me cuentan que tienen de media unas sesenta donaciones al día. Intento calcular... Muy poco. Un Hospital tan grande como el Clínic de Barcelona con sólo 60 donaciones (que habitualmente pueden ser menos...). Hablamos sobre la falta que hace concienciar, sobre que no hay campañas, sobre que cualquiera de nosotros podemos necesitar sangre en cualquier momento, sobre lo poco que cuesta: desde que entras hasta que sales poco más de media hora...
Como tengo tiempo y necesitan plasma acabo llenando la ficha de donante de plasma también. Me avisarán dentro de dos meses. La verdad es que el gesto de la enfermera al mirarme el calibre de las venas casi tenía algo de “mirada vampírica; o simplemente de alguien que se toma en serio lo que hace.
Me gusta el lema que tienen: “Con una vez no es suficiente”. Es tan real: es necesario dar sangre y hacerlo habitualmente. La vida de muchas personas depende de ese sencillo gesto.
Nos gusta quejarnos de lo mal que va todo. Queremos que cuando nos duela nos operen rápido, o que simplemente nos operen de lo que queremos cuando queremos. Pero la sangre no se puede fabricar, depende de nuestras donaciones. Y no cuesta nada. A veces nos enzarzamos en buscar excusas sobre lo imposible de cambiar el mundo...Y a veces cuesta tan poco como “enchufar” un brazo a una máquina durante 5 minutos y con ese gesto salvar vidas de personas ¿qué mejor cambio del mundo que ese?. África en ocasiones está al lado.

Poco después en el supermercado un niño me pregunta qué significa el lazo rojo que llevo en la solapa. Me quedo de piedra mientras la madre me mira un tanto expectante. “Es sólo para recordar que hay gente que está malita”. Creo que de alguna forma lo entiende porque sin más alharacas me lo pide. La madre respira aliviada cuando se lo doy para que se lo ponga.
Me acerco luego, con otro lazo rojo en la solapa, a visitar las paradas que como cada año dan información en la calle sobre la pandemia.
Me explican que vuelve a aumentar el número de casos, que a la mayoría de gente joven SIDA le suena como a nosotros “peste” y con la soberbia de la juventud optan por no hacerle caso, que mucha gente adulta descuida protegerse al estar extendido que es una especie de enfermedad crónica dado que afortunadamente ya no posee la mortalidad de hace veinte años gracias a la costosa y compleja medicación, que los heterosexuales parece que hayan olvidado o no sepan que les afecta y los homosexuales ahora se descuidan bastante, que no hay campañas de prevención, que con un sencillo análisis podría evitarse mucha propagación, que nos puede tocar a cualquiera al mínimo despiste, que simplemente hablar de ello ya es hacer algo. Que no hace falta ir a África para luchar contra él, aunque allí tiene proporciones dramáticas y aterradoras.
Les dejo con una cierta sensación agridulce: hay gente que sigue luchando y hablando del problema pero para la mayoría decir SIDA suena a algo tristemente lejano cuando está tan cerca...

Me acerco a la FNAC de Plaza Cataluña. Si tienes la vejiga a punto de reventar es lo más práctico...
Deben regalar algo porque tanta gente...Si hay colas hasta para entrar en el edificio. Y la bofetada: “Navidad, Navidaaaaad...”. ¡Joder!. ¡Si queda casi un mes!. Los villancicos demasiado altos y repetitivos parecen histéricos y se cuelan en el cerebro desgarrándolo. La gente a empujones. Las escaleras que no cabe una aguja. La música tan elevada y el gentío marean. Y venga: “Navidaaad, dulceee Navidaaaad...”
Y yo que sólo voy a mear...
Espera hasta para entrar el aseo. “¿Qué coño tendrá que ver la compra de videoconsolas con la Navidad?!. “. Espera para salir del aseo. Espera para bajar por las escaleras. Espera para salir del edificio esquivando gente con paquetes. “A este paso cuando llegue a la puerta vuelvo a tener ganas de mear”...

Me paro un segundo en la puerta a coger aire pero unos que vuelven de una manifestación casi me llevan por delante. Me aparto. Un tío que lleva un pino bajo el brazo me lo pasa por los morros y al esquivarlo me empotro contra una bici que va por la acera . El ciclista me suelta: “¿Es que no miras?”. “Pues no, imbécil, estaba esquivando ese pino. ¡Capullo!. Deberías mirar tú. Esto es una acera y las bicis no pueden ir por aquí. ¿A que me chivo al urbano aquel?”. Sale “a toda rueda”.

Bajo por La Rambla. Trileros timando. Carteristas metiendo mano a todo bolso que se pone a tiro. Gente que va tan deprisa que te hacen dar vueltas sobre ti mismo. Luces de Navidad. Papa Nöeles de mentira con cara de asco y campanas en la mano. Escaparates abigarrados. Ruido. Gritos de la manifestación cercana. Más villancicos que suenan a lata...Un amigo me llama para contarme un problema. Apenas oigo nada. Una moto que se salta el semáforo. Chirridos. Los que vuelven gritando de la manifestación. Un helicóptero encima. Más gente comprando histéricos. Más lucecitas. La guardia urbana corriendo detrás de unos senegaleses que venden bolsos falsificados. Sirenas. Coches que pitan... Uffff...¡Que mareo!. ¡Que agobio!.

Pero...Un grupito con unos carteles en medio de Las Ramblas. Se hace el silencio. Desaparecen todos. “Abrazos Gratis”. Dos palabras mágicas.
A su alrededor la gente los esquiva y los mira como si estuvieran locos . Quizá lo estén. En el país de los locos el cuerdo es el ido. Me acerco a cámara lenta a una chica tremendamente guapa.
Nos fundimos en un abrazo. Un minuto eterno y sanador. “Gracias, señor: hoy no nos hacen caso”. “Lo importante es difícil de ver. Gracias a ti, ángel”. Un guiño. Dos besos. Dos desconocidos que se abrazan en medio de la marabunta humana y siguen su camino. Simplemente. Ese gesto aparentemente infantil reconforta el alma y cambia el mundo.

Regreso a casa con una extraña sensación de paz. El ruido, las luces y los villancicos de lata a destiempo ya no me molestan. Un “abrazo gratis” lo ha hecho posible.
Regreso a casa haciendo balance.
-“¿Qué he hecho hoy?:
- He donado sangre para alguien, le he dado un lazo rojo a un niño, me he informado un poquito sobre el SIDA, he escuchado a un amigo, y me he dejado abrazar por una desconocida...”

Pocas veces he hecho cosas tan útiles y tan necesarias para arreglar el mundo...

*- Fotografía: ©- Lobogrino.

11 noviembre 2007

OLORES DE VIDA.

1

No puedo evitarlo: soy un auténtico sibarita de los olores. Poseo un sentido del olfato hiperdesarrollado lo cual, si habitualmente es positivo también da sus quebraderos de cabeza por la manía de algunas personas a lavarse poco o a tener “mascotas” (=chuchos apestosos, básicamente).
La tarde antes de partir para El Valle de los Lobos decidí pasarme por el “Sephora” como me gusta hacer a menudo. Siempre hay algún perfume nuevo que me sorprende gratamente. Lo cierto es que soy más de aromas fuertes de maderas, tierra o almizcles que de perfumes frescos o afrutados. Los Kenzo, D&G y compañía que no aguantan nada me repelen bastante. Demasiado “pijo-diseño” para mi gusto.
Aparte del imprescindible y nunca caduco “Fahrenheit” o el almizcle casi en estado puro del sublime “Antaeus” de Chanel mi nueva debilidad es “Terres” d’Hermès: todo maderas y tierras que duran en la piel horas y horas.
Así, bien perfumado, subo al autocar camino del Valle. El viaje tiene su propio aroma. Huele a gasolina, a cortado rápido bostezando en Alfajarín y Burgos, a desinfectantes en lavabo de área de servicio, a humanidad y a prisa anhelante por llegar.
Y cuando llegas...Huele.
Al bajar del autocar, medio desmontado después de 11 horas de viaje, huele a fresco amanecer, a aire limpio de montaña, a abrazos de reencuentro. Mi piel aún conserva el aroma de los perfumes del “Sephora” pero mi alma regresa a los olores amados.
El pueblo huele a vida, a gente conocida que te quiere y a la que quieres, a rocío en la hierba, los robles y las berzas de la entrada. Y a fundido en abrazo con las personas que más quieres. Y a café con leche con pan recién hecho en horno de leña y magdalenas calientes. Y a preguntas. Y a explicaciones. Y a miradas...

Unos días después de llegar toca “sacar las patatas”. Ese día huele a amanecer de rocío y a expectación por como será la cosecha. Cuando empiezas el duro trabajo el calor va transformando los aromas. Ahora es a tierra fresca, en la que estás metido hasta los tobillos. Un aroma inigualable y mágico. De vida en estado puro. Huele también al sudor que empapa la tierra que te da sus aromáticos frutos. Porque las patatas huelen a dulce regalo de la tierra cuando las coges. Después huele al polvo seco de los viejos sacos de esparto que reciben a las patatas y a más sudor cuando las subes en la carretilla al sol del mediodía. Cuando llegas a casa te espera una fresca y aromática cerveza con gaseosa y el inigualable aroma del bocadillo de chorizo casero.
Luego hay que sacar las cebollas. Uno de mis perfumes preferidos. La tierra húmeda se mezcla con el perfume dulce de las cebollas y te dan ganas de meter todo eso en un frasco para recuperarlo cuando estés en la ciudad. La savia de las cebollas con la tierra crea una pasta que un año más restriego embriagado por la cara al limpiar el sudor. Es fantástico.
Son días de trabajo en el campo. Las mañanas que toca arrancar las hierbas en las fincas de los castaños también tienen su perfume. Los helechos y la retama al ser arrancados huelen áspero y dulce. Y el agradecido castaño también.
Y son días de caminar por los senderos de los montes repletos de miles de olores en cada planta, en cada tipo de corteza, en cada rastro de animal .
Tiene aroma, también, la charla con la señora María. Huele a sabiduría, a longevidad, a aquella paz llena de vida que desprenden los viejos y que tanta falta nos hace en este mundo loco. A sus 97 años se queja que “ a veces se olvida de cosas”. Y uno piensa: “que envidia”...
El otoño comienza y, al igual que en la primavera, los olores se multiplican. Las moras de zarza, ya maduras, tienen aquel dulce y evocador aroma de la infancia y el inigualable sabor de lo más auténtico: los dones de La Tierra. Las manzanas con sus aromas que oscilan entre el dulzón y el ácido envuelven el aire de los huertos del pueblo al atardecer, mientras el rojo cielo anuncia la bonanza del día siguiente.

La Fiesta Grande de finales de septiembre huele a reencuentros, a perfumes dispares en cuerpos de gente llegada de distintos lugares con el único fin de reunirse con los que quiere y celebrarlo. Huele a cervezas, tabaco y amistad en el bar y a cubatas y humo bailando en humanidad bajo la orquesta. Huele a pulpo con su ajo y su pimentón en la Feria del Ganado y a riquísima empanada casera en el hogar. No existe nada mejor.
El día central huele a lluvia y a emoción en la ermita. Muchos. Cada uno desde su distancia y hoy allí. Lejos pero siempre allí. Poniendo ante La Virgen que Huele a Nieve todo lo que ha vivido, anhelado, amado o sufrido durante el año. Las miradas emocionadas también huelen: a esperanza, a dolor: a ser humano. Cada año falta alguien y ese aroma se hecha de menos. “Que volvamos a estar todos el próximo año, Madre”. Las plegarias huelen a la cera humeante de los cárdenos cirios y la sal en los húmedos lacrimales.
La tarde huele a jugosa carne de ternero asado entero para comerlo compartido. Todos. Deliciosa. A más baile bajo la carpa y a despedidas entrañables con cerveza en la mano. “Hasta la Navidad o hasta el próximo año”...

Las primeras setas de las lluvias otoñales aportan aquel aroma del humus dulzón en descomposición que tan sabiamente convierte la materia vegetal putrefacta en exquisitos manjares.
¿Y los ríos?. Las gélidas aguas de los ríos donde meter los pies es un placer también tienen su olor. Huelen a vida fresca, a riqueza infinita que regala vida en abundancia allá por donde pasa. A dulce saponaria en las orillas y a mullido fresco musgo por cualquier rincón de aroma a tierra, rocas graníticas y agua.

El verde de los helechos va mudando en oro en una paleta increíble que oscila del amarillo al gris pasando por todos los matices de los ocres. Y esos colores huelen. Huelen a fin de ciclo vital para empezar de nuevo. El agridulce aroma de los helechos perfuma los bosques de robles y castaños donde empiezan a caer sus aromáticos frutos.
Y donde también huele de forma casi obscena a almizcle y sudor en estado puro. Los corzos comienzan la berrea y las leves trochas que año tras año utilizan están empapadas de su aroma. Lo dejan en la hierba, en los helechos, en la retama, en la corteza de los árboles. A veces pasear por esos senderos casi marea por el intenso olor. Cuando más en silencio está el bosque un atronador berrido de un soberbio corzo te recuerda desde algún lugar que has entrado en sus dominios. Entonces huele a poder.
Las trochas de los corzos son utilizadas también por los jabalís se que afanan a hacer acopio de las dulces bellotas antes del invierno. De repente huele intensamente, pero no es el almizcle del corzo. Un gordo y ágil jabalí sale de entre los helechos para seguir comiendo en cuanto te vayas.

Y el trabajo sigue oliendo. Poco a poco la bodega se va llenando de los aromas de los frutos de la tierra: ácidos tomates, suaves pimientos, dulces calabazas, terrosas patatas, dulces manzanas maduras...
Huele al frío acero del hacha y a la madera que será cortada para el invierno. Viejos troncos de madera de cerezo, castaño, roble y abedul con aquel inigualable y fascinante perfume de la madera (sólo comparable al de la tierra) que embriaga mientras trabajas. Cada tipo de madera posee un aroma distinto: dulce y suave el cerezo y el abedul, agrio la del castaño, recio la del roble. Incluso cada astilla posee su característico olor. Y el serrín de diferentes colores tendrá también sus diferentes perfumes antes de fertilizar la tierra de los huertos.

Visito el cementerio. Huele a espera y a dolor por los que no están. A búsqueda de sentido y a miedo por la incertidumbre de desconocer lo que espera. Pero ese perfume también forma parte de la vida y aunque no guste hay que olerlo.

El día de la inauguración de La Casa del Pueblo huele a amistad de los que viven juntos y a obra bien acabada. A rica comida como mejor sabe: compartida. A excelente empanada de bacalao a riquísimos callos, a buen vino y a risas, a bromas y buen ambiente. A gente.

Huele extraño el crujir de un grueso hilo con el que una gorda araña ha cerrado el camino para su caza. Poco después la tormenta traerá el suave aroma de la tierra mojada y de la lluvia unidas en mágico perfume.

Huele, luego, al humo de las primeras chimeneas que se encienden los soleados días del otoño. Y a dulces castañas que caen en el suelo. Y a cestas de mimbre. Y a agrio esparto de sacos que acogen los frutos. Todo el valle huele a recolección y a vida: las castañas que recoges, las bellotas que comen los jabalís, las perfumadas manzanas, las amargas setas...

Un día huele a “hasta pronto” y vuelve a oler a viaje. La piel ha perdido los artificiales aromas del “Sephora” pero el alma ha ganado todos los de la Vida.
Vuelve a oler a gasolina del viaje, a cortado rápido bostezando en Burgos y Alfajarín, a desinfectantes en lavabo de área de servicio, a humanidad y a prisa por llegar: ahora porque no queda más remedio.
Una pena que parte de esos aromas propios del viaje un maleducado paquistaní empeñado en quitarse los zapatos y una veintena de africanos sin lavarse desde África se empeñaran en destrozar con su falta de consideración, de respeto y de educación. Valores no reñidos con la pobreza y la necesidad.


Cuando llegas a la ciudad huele a humo. A prisa. A ruido. A coches. A café rápido en bares. Y a montones de aromas. Artificiales. Irreconocibles. Todos mezclados para enmascarar un drama: las ciudades no tienen aroma. Y si huelen es a desechos: materiales y también humanos. A angustia. A apariencia. A desconfianza. A prisa. A consumo innecesario... Y a menudo a sinsentido.

Los Olores de Vida quedaron esperando tu regreso en el lejano Valle de los Lobos. En la ciudad sólo queda el consuelo de ir encontrando, con dificultad, olores que te hagan pensar en los aromas de La Vida. En el cálido reencuentro con los amigos cada miércoles, en el trabajo bien hecho, en la cerveza de los jueves en el bar de siempre con las bromas de los conocidos, en Santa María del Mar, en alguna escapada a alguna de “tus” montañas...
Y, por supuesto, de vez en cuando acercarte al “Sephora” a probar nuevos perfumes de tierras y maderas, claro...

2

Fografías:
1- Lepiota entre la hierba húmeda.
2- Helechos otoñales.
©-Lobogrino

03 noviembre 2007

¿DERECHOS A LOS ANIMALES?...

A veces uno descubre sitios de Internet curiosos.
De forma casual llegué a una página que piden derechos para los animales. La idea en si misma me parece una solemne bobada. Son páginas que tienen como base el pedir que se acabe con los toros. En ello coincido totalmente con ellos. El mundo de los toros es una aberración impresentable que recuerda demasiado una España que algunos queremos lejos. Encontrar divertido/interesante la observación impúdica del sufrimiento y muerte de un animal es lo último. Y luego algunos de los que van a los toros se rasgaron las vestiduras cuando aquel señor gallego dio unos cuantos palos a un perro que le había destrozado las gallinas: incomprensible...

Lo malo de estos grupos antitaurinos es que van a un extremo absurdo llegando a abogar por el vegetarianismo, la no experimentación en animales y demás. Con esto pierden la credibilidad y la fuerza en la lucha antitaurina.

No pude por menos que enviarles unas reflexiones.

Y luego me metí un buen chuletón entre pecho y espalda a su salud. Que la hierba está bien y es bonita para verla en los prados pero donde esté una buena tajada de carne bien hecha...


"Buenas
He descubierto esta página por casualidad.
La verdad es que uno se sorprende y tiende a pensar que estas páginas tienen bastante de broma. Dejando a un lado ya que en un mundo en el que muchas personas carecen de derechos pedirlos para los animales es, cuanto menos, algo obsceno.

¿Derechos para los animales?. ¿Porqué?. ¿Los animales nos han pedido que les "otorguemos" derechos?. Y si lo hacemos ¿qué derechos deben tener los animales? ¿tal vez derechos humanos?. A fin de cuentas no conocemos otros ya que es lo que somos. Pero ¿y si los animales quisieran tener derechos que no coincidiesen con nuestros parámetros?. Me parece de una soberbia y de una falta de respeto infinitas eso de querer "dar" derechos a los animales cuando ellos no nos los han pedido. Simplemente están.
Les recuerdo que los animales no tienen derechos porque no tienen conciencia de sí mismos. El ser humano en el momento en el que posee conciencia de serlo (allá por el Homo Habilis que es cuando una parte del cerebro se desarrolla y surge el pensamiento abstracto) empieza a reflexionar lo que le llevará, miles de años después, a redactar la Carta de los Derechos Humanos. Bastante reciente, por cierto...
Los animales sólo poseen instintos. Saben que sufren e intentan sobrevivir por simple instinto natural. Pero carecen de la conciencia de algo más.

Con todos mis respetos. Esto es absurdo.
Siempre he sido absolutamente favorable a que se acabe con tradiciones salvajes como los toros. Pero sinceramente, creo que más por la connotación política de evocación de una España casposa de la pandereta y fascista que por pensar en los toros en sí. A fin de cuentas no deja de ser un animal: no me preocupa en exceso. Quizá el "Toro de la Vega" es lo que veo como más salvaje. Eso sí.
Eliminar los toros sí. Ahí coincido con ustedes.
Pero ¿el resto?.

O sea que según su filosofía para que los animales deban "tener dignidad" ni siquiera podemos comer carne...¡Alucinante!.
Una pena que las cosas no funcionen así.
De esto podemos extraer varias reflexiones.

1- Si el ser humano deja de aportar a su organismo los nutrientes necesarios de la carne animal ¿cómo los obtiene?. Al no obtener tales nutrientes puede llegar a desaparecer. En ese caso entre mi vida o comerme un cerdo evidentemente: el jamón y el chorizo están de fábula y son uno de los placeres de la vida. Simple cuestión de supervivencia natural, vaya.

2- Muy bien. Aceptemos que el ser humano pudiese vivir sin el aporte de nutrientes que proporciona la carne animal. Para ello tendría que alimentarse de plantas. Pero si los animales sienten, sufren o tienen dignidad, ¿porqué no va a ocurrir lo mismo con las plantas?. Y en ese caso ¿porqué no aparecer grupos como este en defensa de que no pueda comerse una lechuga a la que seguramente le duele que la arranque y me la coma?. Llevado al extremo no podríamos alimentarnos de nada que no fuese la recolección o los animales y plantas muertas: otra interesante manera de acabar con la especie humana ya que no está preparada para tal cosa. Su evolución le ha situado en un peldaño de la escala trófica en el que sobrevive gracias al consumo de animales y plantas básicamente cocinados y elaborados.

3- Perfecto. No probemos productos estéticos...ni médicos...en animales. Yo optaría por probarlos en votantes del PP, pero a alguno no le va a gustar. Si no hacemos pruebas científicas en animales y no nos dejan hacerlas tampoco en peperos ¿cómo nos lavamos la cara?. Y si nos falta higiene aparecen enfermedades. pero si no podemos probar los medicamentos en nadie si quedaba algún humano vivo de comer carroña y bellotas nos lo acabamos de cargar. Hacer pruebas en animales (desde jabones hasta vacunas) es necesario para la supervivencia humana.

4- Es cierto que las modernas maneras de explotación de la carne animal tienen mucho de "agresivas". Pero es lo que tiene la sociedad actual. Y gracias a ello puedo enviarles este correo electrónico.
Me crié en un pueblo donde los cerdos, las gallinas, los conejos o las vacas destinados al consumo humano eran tratados con una dignidad, tanto en vida como una vez sacrificados, de los que adolecen los animales de las granjas. Pero resulta que criar un pollo te costaba más de medio año. Si ahora siguiésemos aquellas pautas tan sanas comería sólo una parte de la población y sólo muy de vez en cuando.
Pero incluso en las sociedades rurales, así como en las sociedades primitivas o en épocas antiguas en las que los animales pertenecían a la esfera de lo sagrado siempre han sido sacrificados para el consumo humano.
La antropología humana lo lleva impreso en los genes. Los pueblos indígenas o los hombres del Neolítico que cazaban búfalos o mamuts les pedían perdón por hacerlo. Pero lo hacían. Es lo que tiene ser humano: que al estar en la cima de la cadena trófica necesita el consumo de carne animal para sobrevivir.
Y en el momento actual esa carne se cría hormonada en granjas, se mata en mataderos industriales y se vende en paquetes de plástico en supermercados. Todos queremos tener la panza llena para reflexionar "sobre los derechos de los animales" o para conectarnos a Internet...

5- Igual que con la comida. Perfecto. No nos vistamos con prendas animales. Pero ¿y si el lino o el algodón sienten y sufren?. No es descabellado pensar tal cosa. En tal caso vayamos desnudos pero ¿y cuándo llega el invierno?, ¿y los pueblos que viven en lugares fríos donde no crece ni lino ni algodón ni nada?, ¿se mueren de frío?, o tal vez ¿emigran a climas donde se pueda ir desnudo todo el año?. En ese caso la superpoblación en esos lugares, unida a que no podríamos comer animales ni plantas llevaría a la extinción del ser humano...o a la antropofagia como alternativa. Siempre pueden hacerse criaderos de humanos (pero ahí dejemos a los peperos fuera: que la carroña no es comestible) para no tener que hacer sufrir a los animales...

Todo esto no son disparates: se trata simplemente de sus teorías llevadas al extremo de la coherencia absoluta...

6- Otro tema es el del concepto "animales de compañía". Totalmente demencial. La compañía de una persona debe ser otra persona, un libro, su propio ingenio... Y si no lo es esa persona tiene un serio problema proyectado sus carencias en un pobre bicho que no sabe de que va el asunto. La utilización de un animal para que "me acompañe" me parece algo absolutamente descabellado (aparte de antihigiénico, por supuesto).
Los animales de compañia no son más que una especie de muñecos con vida propia para satisfacción de mentes ancladas en la infancia. Los gatos deben tenerse si son útiles para cazar ratones (por eso fueron domesticados allá en el Neolítico) y los perros si sirven para guardar la casa, para guiar al ciego, para tirar de un trineo, o para ayudarnos a pastorear los ganados...Tenerlos para que "hagan compañía" y nos diviertan es arrancarles la dignidad. Mucho peor que matarlos, comerlos y ponernos su piel. Además lo destrozan todo, huelen mal y la casa queda llena de pelos, babas y suciedad.

Soy ecologista. Respeto el medio ambiente como el que más. Tengo una cosmovisión absolutamente franciscana. Totalmente antitaurino. Reciclo. Consumo responsablemente. Como senderista que soy disfruto de paseos por los bosques contemplando lobos, corzos, ciervos, jabalíes, o águilas libres. Es un espectáculo fabuloso.

Pero cuando bajo de la montaña de contemplarlo y vivirlo, también disfruto de un buen chuletón asado, de unos callos o de un plato de jamón serrano. También es un espectáculo para el olfato y el gusto totalmente inigualable. La ensaladita de la pobre e ignorada lechuga sin derechos la dejo para otros momentos menos intensos...

Ah, se me olvidaba: yo también soy vegetariano: sólo como animales que comen hierba. Jamás me he zampado un león, un tigre, o un lobo... :)

Como ven el tema es muy complejo".

22 octubre 2007

EL NIÑO CON EL PIJAMA DE RAYAS




Como hace el autor en la reseña posterior no voy a comentar nada de esta excelente obrita literaria: perdería toda su magia: a esta novela hay que llegar sin tener ni idea de nada y dejarse cautivar.
Porque eso es precisamente lo que es: una novelita que se lee de un tirón y que es absolutamente mágica.

Poco importa si ha sido traducida a 20 idiomas desde que se publicó el original en inglés el año pasado; o que en lo que llevamos de este vaya ya por la décima edición en castellano.

Pese al título y a que la intención original del autor era escribir una novela para hacer reflexionar a adolescentes, no es un cuento para niños. Hace falta ser muy adulto para escribir algo así, para entenderlo en todas sus consecuencias, para dejarse emocionar por él...
Te atrapa desde la primera palabra y a medida que vas sabiendo de que trata te hundes más y más en su lectura y vives con los personajes la extraña historia que haces tuya y que acaba con el final más inesperado de todo lo que he leído (millones de páginas) en los años que llevo sobre la faz de la tierra.

Cuando terminé su lectura, entre otras muchas sensaciones que seguramente compartiréis, lo primero que pensé fue:
“ha valido la pena aprender a leer sólo para poder disfrutar de esta pequeña maravilla”.

Recomiendo fervientemente su lectura.
Ya me diréis: espero comentarios sustanciosos.

04 septiembre 2007

1984/200. ¿ORWELL ACERTÓ?...

Hace unos días hice el gran descubrimiento. Para un apasionado de la geografía que pasaba largas horas de infancia mirando mapas de viejos atlas descubrir los modernos sistemas de cartografía de Internet en páginas como el “Google Earth” y similares ha sido casi como cuando los antiguos navegantes llegaban a Nuevos Mundos.
La posibilidad de planear desde la silla de casa por las calles de Pekín, de adentrarse por el relieve del Gran Cañón en Colorado, de sobrevolar las sabanas africanas viendo “de cerca” los poblados de pastores es algo alucinante.

Recorrer las calles de Madrid o de Barcelona, situar la casa de Bruja o la propia, las calles por las que vas a trabajar, tu antigua casa en la otra ciudad y la explanada donde los domingos hacen mercadillo. Revivir tus excursiones por el Monte Santo viendo cada una de sus rocas, o los lugares en los que hiciste campamentos y vivacs durante años, tu Poblet....Y aún más: situar tus calles, tus bosques, tus prados, allá en el lejano Valle de los Lobos, adentrarte por ellos desde tu silla a mil kilómetros, es algo único.
Absorto en estos “viajes” de madrugada desde mi mesa un escalofrío helado recorre mi médula espinal y me hace mirar a mi alrededor y de un rápido movimiento bajar la persiana.
Si yo, que no sé nada de informática, con un programa de mapas gratuito bastante elemental puedo ver un coche de color rojo aparcado en una acera de Ciudad del Cabo ¿porqué no suponer que alguien con algún sistema más complejo y preciso me puede estar observando desde el otro extremo del mundo? Si soy capaz de ver un poblado Guaraní perdido en la planicie del Chaco Paraguayo ¿quién me asegura que cuando estoy paseando por los montes del Valle de los Lobos no hay alguien que me ve desde un ordenador de cualquier lugar?. Pasada esa inicial “crisis” y lejos de entrar en paranoias absurdas que no vienen al caso vence el sentido común y el pragmatismo: “si hay quien no tiene nada mejor que hacer que observarme cuando paseo, cuando como o cuando hago cualquier otra cosa: que disfrute. Seguro que además aprende algo”.

Ciertamente no hay que agobiarse: si fuese posible que estuviésemos tan controlados las autoridades competentes no permitirían que existiesen delitos....Salvo, y no quiero pensar mal, que existan intereses en que se produzcan ciertos...”delitos menores”....o atentados como los de funesta memoria reciente. O ¿porqué no cayó ningún avión en La Casa Blanca, nadie a matado a ningún presidente del Primer Mundo en los últimos muchos años (pese a una “farsa española” de hace unos cuantos para que pareciese que sí podían) o no han entrado a robar en La Zarzuela?...Pero esa es otra historia que deberá ser contada en otro momento...

Siempre me ha apasionado la obra de Orwell. Me parece tan fresca como ingenuamente pretenciosa.
Cuando lees por vez primera 1984 la sensación de agobio al sentirte vigilado te invade. Pero 1984 es ingenuidad en estado puro. Que poco imaginó el autor que sólo 13 años después de su “extraño futuro” la realidad iba a superar con creces lo que en los años 50 se consideraba descabellada ficción.
Pero el control actual, ese que permite que cualquiera nos observe desde cualquier sitio no lo vivimos como el “Todopoderoso Gran Hermano Opresor” orweliano en el sentido del poder omnímodo del totalitarismo. No. Lo disfrutamos alegremente, adormilados por el “Soma” huxliano en forma de sociedad del trabajo para el ocio y sobre todo para el consumo.

Y que poco imaginábamos nosotros mismos hace sólo 15 años que unos telefonitos más pequeños que nuestra mano irían con nosotros siempre, convirtiéndose en imprescindibles. O que podríamos comunicarnos por cámara de vídeo desde mini ordenadores con conexiones sin cable casi (los pobres de Darfur no tienen Internet, pero esa es otra historia para otro momento...) con cualquier persona del planeta.
Y que duro es escuchar que un adolescente dice a un treintañero: “¿Cómo podías vivir cuando tenías mi edad sin tener ni teléfono móvil ni Internet?”.
Y que extraño resulta que en la sociedad en la que está todo intercomunicado a nivel planetario cada vez haya más gente que huye de las relaciones reales para parapetarse detrás de ficticias relaciones de ordenador: entre otras a ese engendro aberrante llamado "Second Life" me remito, pero esa es otra historia...
Y que raro es viajar en un tren y ver que decenas de pasajeros hablan pero no entre ellos...
Da para muchos temas.

Lo bueno del que nos ocupa es que la mayoría de nuestras vidas (pese a ser fantásticas y “llenas de aventuras y conocimientos”) aunque sean susceptibles de ser observadas, realmente no interesan a nadie.
Y como ya he dicho: si alguien se divierte observándome vía Internet cuando voy por los montes allá él. Se perderá el viento en la cara, la caricia de la hierba en las piernas, beber a morro purísima agua de los manantiales, sudar mientras se asciende la montaña, el perfume de las plantas o de los rastros de los lobos,...
Sin duda Orwell pecó de ingenuo: El que Observa siempre se pierde lo mejor y La Realidad es infinitamente superior a cualquier ficción de la mente...

Estos días en los que estaré en el lejano Valle de los Lobos disfrutando de la vida en estado puro, cargando mi cuerpo y mi espíritu con la energía de la Madre Tierra fruto de las amorosas manos del Buen Dios. Mientras ascienda montañas, espíe manadas de corzos, saque patatas, beba a morro agua gélida de manantiales del suelo o disfrute con los míos cada instante, en algún momento haré algún guiño compasivo a algún posible “pequeño gran hermano cibernético”: yo lo estaré viviendo...

Felices Vacaciones y hasta la vuelta con más historias que serán contadas en su momento...

08 agosto 2007

¿DERECHAS?...¡NUNCA MAIS!

Debo avisarte antes de que sigas leyendo que este escrito no tiene nada que ver con los anteriores. Está hecho con saña, rabia, muy mala leche y desde la visceralidad más absoluta. Y ya que esta es mi bitácora y aquí no hay más censura que mi propio criterio, es del todo políticamente incorrecto: la única manera de decir verdades y llamar a las cosas por su nombre en este mundo aletargado.
Si continúas leyendo lo haces bajo tu total responsabilidad.

A veces me pregunto cómo llega la gente a dar con mi blog.
Yo tengo más o menos “controlada” a la gente que deja comentarios. Normalmente mis “lectores” son amigos a los que les digo: “¿sabes que tengo un blog?”, u otros blogeros que entran aquí porque yo visito los suyos. De forma puntual llega algún “desconocido” que pone algo.

Hace ya unos meses en la reseña de la película “El Gran Silencio” había un comentario diciendo que era un gran film. Entré en la página del que lo dejó y me encontré el desastre: era uno de esos sitios que proliferan por Internet como virus donde se reúnen descerebrados de derechas con el único fin de despotricar y decir animaladas del actual gobierno, a la vez que apoyan a otros “supuestos” cabrones como Losantos y la COPE, la Asociación de Víctimas del Terrorismo, la Faes, los “Hazmerreír” (digo Hazteoír), Aznar o el Foro de Érmua…
Como es evidente borré el comentario (que sólo decía que era una buena película) porque no me gusta tener basura en casa. Y le dejé una visita en el suyo bastante menos...”correcta”...
Y ese es el tema. Esta gentuza de derechas consigue sacar lo peor de mi, llevarme a un estado de mala leche rabioso, violentarme hasta el infinito y que me vengan unas ganas enormes de liarme a guantazos con todos ellos hasta no dejar ni uno.
Y me cabrea enormemente ponerme así. Pero…

Como ya he dicho, desde que los “supuestos” Nazis perdieron las elecciones aquel fantástico 14 de marzo no han dejado de aparecer sitios en Internet donde esta gentuza, que debía “supuestamente” estar toda ella bajo la lápida de granito de su fundador allá por el Valle de los Caídos, despotrica contra todo viso de raciocinio, sentido común, tolerancia, libertad y verdad existentes en la actual sociedad.
Y eso no sería ni malo ni bueno si no tuviese otras connotaciones. Que se reúnan pandas de bestias sin cerebro para decir majaderías o para alabar las que rebuznan bufones de cuarta fila de la talla de Alfonso Usía, Aznar, Rajoy o Losantos…pues bueno…
El problema es que lo hacen con un fin: rearmarse.
Una finalidad que les llevará lejos…muy lejos. De nuevo al poder.
Porque los muy cabrones lo saben hacer tan bien que convencen a la pobre gente sin criterio que cree las salvajadas que sueltan por esas bocazas.
Estos desgraciados convencen y vencerán. Vencerán por que son muy buenos haciendo daño y manipulando (es su especialidad) y por que las personas de izquierdas no les plantan cara como debieran o se enzarzan en fútiles discusiones entre ellas..

A título de ejemplo cada vez me encuentro con más gays de derechas… (¿!). ¿Puede uno ser gay y de derechas?....Hombre por poder…puede irse hasta a la estratosfera…
Pero vamos, que ser gay y de derechas es como ser judío y votar al NSDAP de Hitler. Que los hubo y así les lució el pelo…en la suela de las zapatillas con las que “fueron reciclados” para calzar a los campesinos…: que el pelo de judío gasificado salía más barato que el cáñamo. Justo como les irá a nuestros gays fascistas (o “maryfascistas”)…. Y lo peor es que no se esconden y lo dicen sin rubor.
A la vez que defienden los dardos envenenados de ese ser asqueroso que va siempre sudado, ese “supuesto” mafioso levantino de película o las majaderías de La “supuesta” Trotona de Pontevedra el pedazo osazo que debería ser desarmarizado ya…”supuestamente”; a la vez que tratan de defender a…”esos” se pasean por Chueca o por el Gayxample con su maridito nuevo o escuchando el “A quién le importa”: como Alaska para darse propaganda trabaja en La COPE y Fabio McNamara para que alguien sepa que existió dice que es gay y de derechas, y Zero puso en la portada a Gallardón para que los nazis rascasen votos de maryfachas bobas en la Capital del Reino...

¡Hay que joderse!.

Y mientras los Perros Rabiosos como el “supuestamente” antes citado Usía se atreven a publicar ( que el papel lo aguanta todo) un panfleto de mala muerte tachando de mentiroso al actual gobierno….?!. Y mientras siguen manipulando a pobres infelices (muchos con excelentes carreras universitarias).
Sirva de ejemplo que un familiar mío que tuvo a su padre en la cárcel a punto de ser fusilado por simpatizar con ideas republicanas, afirma sin rubor que tras los atentados de Madrid está el PSOE, que la Guerra Civil no fue tan mala y que además era necesaria para acabar con los rojos…Buena manera de honrar la memoria de un padre que pasó penurias en la cárcel sólo por pensar…

El problema de todo esto es que en este país no hubo transición política, al contrario de lo que nos hicieron creer. Lo que hubo durante toda la mal llamad Transición y los gobiernos del PSOE posteriores fue una suerte de “ley de punto final” que perdonó a todas las bestias del franquismo y sus familias en lugar de desposeerlos de todo y que acabasen con sus osamentas en la lúgubre jaula que merecían.
Resulta surrealista que un ministro de la dictadura que firmó sentencias de muerte gobernase, tiranamente, una región durante décadas y ahora arrastre arrobas baba y bobadas por universidades quejándose cuando un puñado de chavales le sueltan a la jeta lo que es….
Es surrealista que los descendientes del Cerdo dictador posean las mayores fortunas del país. Como surrealista es que se reúnan con total impunidad para, en una iglesia, para “honrar” la memoria de otra bestia como fue Pinochet (Dios le condene al infierno y al dolor eternos e infinitos) como excusa para levantar el brazo (que si hubiese criterio se les debería arrancar de cuajo para que no lo levantasen más) y loar al Cerdo muerto y a sus “descendientes”: ya el paleto de bigote de Madrí, ya la mariflawers barbuda de Pontevedra.
Y ahora que se empieza a hablar de lo que realmente fue La Guerra que se empiezan a desenterrar pobres hombres y mujeres olvidados y que se empieza a decir lo que realmente son ellos, se retuercen como víboras y escupen el veneno que corre por sus venas y sus pútridos cerebros.

El problema es también ese esa manipulación hará que los nazis vuelvan a ganar las próximas elecciones y lo volverán a hacer con el voto de pobres, de homosexuales, de agricultores. Y todo a base de manipular, manipular y manipular. De repetir mentiras hasta el agotamiento (tienen muy claro aquel principio de su ideólogo el nazi Goebbels: “que una mentira repetida millones de veces se convertirá en verdad”...o en su defecto los pobres tontos sin cerebro la creerán) a base de crear división social y regional, de insultar hasta la locura, de utilizar cada muerto por el terrorismo (su gran filón y por eso no quisieron que se negociase y que se acabase con él: saben que “los muertos de ETA dan votos a la derecha española”) para convertirlo en votos.
Sí hasta el mismo “Paleto de Madrí” dijo en el mes de enero que en España no hay extrema derecha porque los votos de la extrema derecha van para ellos.

Y, desengañémonos, cuando lleguen al poder dentro de un año y pico no van a ser tan benévolos como lo fueron durante los ocho agónicos años de dictadura enmascarada del Paleto del bigote: en ese tiempo tenían más interés en enriquecerse y saquear al país. Ahora van a cargar con saña contra todo lo que signifique progresismo, inteligencia, y verdad. Los primeros en caer: los homosexuales (muchos de los cuales les votaron), luego los más desfavorecidos, los militantes de izquierdas, las mujeres progresistas….
No suelo fallar en mis apreciaciones políticas.
A estos cabrones hay que pararles los pies, como sea.
Y he dicho “como sea” pero sin “crear mártires”…que no lo merecen…

Toda opinión es respetable pero las de estos en tanto que están basadas en la mentira, la manipulación, la violencia y el insulto no son válidas. Todo es respetable pero no todo es válido ni lícito. Estos no lo son.

Dado que no sé si el Universo es infinito pero no dudo ni por un instante que la estupidez humana sí que lo es y las bestias nazis pronto volverán a destrozarnos la vida yo he empezado a estudiar portugués y a mejorar mi conocimiento de la lengua francesa. Mejor que nos pille prevenidos. Mi abuelo estaría encantado si me lo viese hacer: la noche del 23F empezó a hacer la maleta por si había que huir a Portugal…Y Tejero estaba a principios de enero junto a dirigentes del PP en la pantomima de Misa (desde la fe totalmente sacrílega) para recordar a Pinochet…


*Si a alguien este escrito le parece exagerado, impropio o no le gusta no es mi problema: lo que pica duele y eso querrá decir que estas líneas han cumplido uno de sus objetivos: mover conciencias adormiladas y políticamente correctas (yo no lo soy: ¡al pan chorizo y al vino dos vasos!), o simplemente molestar a quien merece ser molestado.
Si a alguien no le gusta la forma tampoco es mi problema: a mi me encanta: por eso lo escribo así ya que yo soy mi primer lector.
Como siempre (aunque sólo lo he hecho en muy pocas ocasiones) me reservo el privilegio de borrar comentarios que considere impropios. Y por supuesto no toleraré ninguno de nadie que alabe a la derecha. Es una manía: soy total y absolutamente intolerante con los intolerantes.
*Al principio avisé que este escrito era diferente, estaba escrito con saña y desde la mayor de las subjetividades: me lavé las manos y no quiero quejas. En posteriores escritos volveré a mi línea Esto me rondaba por la mente desde hace muuuucho tiempo.

Dejo un bello vídeo para que no olvidemos: ¡NUNCA MAIS!.




"NON NOS HUMILIAREDES NUNCA MAIS!".

25 julio 2007

HAI UN PARAÍSO

25 DE JULIO




"HAI UN PARAÍSO NOS CONFÍNS DA TERRA,
HAI UN PARAÍSO AO QUE GUÍAN AS ESTRELAS.
HAI UN PARAÍSO NOS CONFÍNS DA TERRA,
HAI UN PARAÍSO AO QUE GUÍAN AS ESTRELAS.

POR SETE CAMIÑOS CHEGAN ATA AQUÍ
POR SETE CAMIÑOS, SON OS PELEGRÍNS...

HAI UN PARAÍSO NOS CONFÍNS DA TERRA
E A CIDADE SANTA CHAMASE COMPOSTELA.
HAI UN PARAÍSO NOS CONFÍNS DA TERRA
E A CIDADE SANTA CHAMASE COMPOSTELA.

POR SETE CAMIÑOS CHEGAN ATA AQUÍ
POR SETE CAMIÑOS, SON OS PELEGRÍNS...

MEU SEÑOR SANTIAGO QUE ESTÁS EN GALICIA
DENDE TODO O MUNDO VEÑEN CON LEDICIA..."


Pese a los destrozos, los intereses, la manipulación, la moda, las aglomeraciones. Pese a que el día 25 de julio "Santi" no está en Santiago porque le agobia el montaje con el que nada tiene que ver.
Pese a todo siempre "Hai un Paraíso" dispuesto a recibir al Peregrino que se deja abrazar por El Camino, se deja guiar por las estrellas y cambiando su vida se hace "lluvia salada" cuando sus pies cansados abrazan con "ledicia" las piedras milenarias del Paraíso en el que siempre..."Chove"...

Un vídeo regalo curiosidad que, aunque tiene alguna cosilla un tanto "peculiar" en general es muy bello:




"Que los caminos se abran siempre a tu encuentro. Que el viento sople siempre a tu espalda. Que el sol brille templado sobre tu rostro. Que la lluvia caiga suave sobre tus campos. Y que, hasta que volvamos a encontrarnos, Dios te guarde en la palma de su mano".

¡Felices Caminos a las personas de bien!.

04 julio 2007

MUSIC OF IRELAND

Sin palabras. Sólo para disfrutar.



Irish Dance.



Women of Ireland. Riverdance.



Riverdance.

Por si alguien piensa que la música tradicional Celta es monótona, las danzas aburridas y sólo es cosa de gaiteros barbudos...

27 junio 2007

FERRE...TE RÍES...

Cuando Jsp empezó a trabajar temporalmente como cajero en la ferretería pensó que iba a ser un trabajo bastante mecánico y aburrido. Pero necesitaba el dinero y estaba bien.
Sí que es verdad que el trabajo era bastante igual cada día, pero ¿qué ocupación no lo es?. En cuanto a lo de aburrido...
Los primeros días resultaron bastante agobiantes y cargados de estrés. A la responsabilidad de trabajar con un dinero que no era suyo se le unía su desconocimiento (y desinterés) total de todo lo relacionado con ese ámbito. Vamos que cuando entró a la tienda apenas sabía distinguir una bombilla de un destornillador...y le pedían tacos nosécomo de tal numero...
Al cabo de un par de días empezó a aprender que aquel hierro con forma de “ele” se llamaba “llave Allen” y que si tanta gente lo compraba era porque tenía alguna utilidad. Aprendió también que las “bridas” no son sólo las cuerdas con las que se ata a los caballos sino que también son esos “chismes” (nombre genérico con lo que nuestro amigo designa a todo aparato de bricolaje seguido de la especificidad: “con forma de....que sirve para...”) de plástico con forma alargada que sirven para atar cosas. Llegó aprender qué es el atomizador del grifo (=”chirimbolo que se pone en la punta del grifo”) o por donde estaba el papel de lija.

Pero claro no todo es tan sencillo. El segundo día de trabajo le piden un pulpo y Jsp pensó: “No le voy a decir que se ha equivocado y que eso lo venden en las pescaderías” y riendo suelta: “Pregunta en el mostrador del fondo y si sobra un poco que te den un platito para mi que hay un hambre...”.
La cara del individuo le hizo pensar que había metido la pata. Luego resultó que el jodido pulpo no era más que una goma con ganchos en los extremos que sirve para asegurar cosas. Eso y que nuestro amigo debía ser el único ser humano que lo desconocía.
Después de tal ridiculazo se juró que por extraño que fuese lo que le pedían pondría cara seria y enviaría al demandante a “hablar con los ferreteros”.

Con lo cual, y aquí empieza nuestra historia, el día que mientras cobraba a varias personas, un individuo entra en la tienda y pregunta por un “frenillo” nuestro amigo lo envió al mostrador de dentro mientras pensaba: “Debe ser algo de los frenos de algo. Cuando salga “con el frenillo en la mano” me fijo para otra vez”. El hombre en cuestión se acerca al mostrador lleno de gente y le suelta a un dependiente:
- ¿Tienes frenillo?.
El pobre hombre todo rojo no sabe que responder:
- Mmmm buenooo sí, ahora miro a ver si queda alguno. ¿Para qué dijo que lo quería?.
- Pa calentar...
Ni que decir tiene que el “frenillo” en cuestión, era un “hornillo” o “infiernillo”...¡Normal!.
Pocos días después mientras Jsp atendía a varias clientas entra un señor de dientes enormes y orejas salidas pidiendo veneno de rata. Nuestro amigo piensa con hilaridad: “Se querrá suicidar”. Pero se limita a decir que no tienen. El dueño de la tienda (y amigo suyo), mientras mira al hombre fijamente le indica:
- Salga por la primera a la derecha y al llegar a la plaza encontrará una ratonera.
¿Ein??. Jsp se echó a reír.
- Perdón quiero decir: una droguería donde venden el veneno.
Apenas el cliente había llegado a la puerta que el jefe suelta:
- ¡Menuda cara de ratón que tenía el tío!.
En otra ocasión entra una pareja de chinos riéndose como casi siempre que entran los chinos. (*Pregunta: ¿Porqué se ríen siempre los chinos? igual no se ríen y es “que son así”...). Entran y le dicen al ferretero:
- Quielo una cosa que no ché como che diche polque che me ha loto una cosa que no ché como che lama. ¿Tú tiene?.
El hombre haciendo esfuerzos por no reír:
- Hombre pues es posible. Aquí hay muchas cosas. ¿No puedes ser algo más concreto?.
- De aliba, de aliba.
- ¿Se te ha roto el vecino de arriba?.
- No vecino no, de aliba. Eto. Ya ta.
Como es evidente resultó ser que se les había fundido una bombilla y querían otra...Claro.
Una mañana entra un abuelete y pregunta a nuestro amigo el cajero:
- ¿Tienen trampas para los ratones pero que no los maten?
- ¿Quiere sólo asustarlo un poco?.
- No es que verá: se ha escapado el hamster de mi nieta por la cocina y no hay forma de pillarlo. No sabemos que hacer.
- Si me permite un consejo es muy sencillo. Usted se lleva una ratonera normal...y luego compra otro hamster: total todas las ratas son iguales: le será menos complicado. Y seguro que su nieta ni se da cuenta.
El hombre se fue no demasiado convencido.
Una tarde de viernes un matrimonio pide: “Un alargador con vibrador con camilla”. Jsp reprime el comentario (que no la mueca de risa): “La tienda de juguetitos eróticos está algo más arriba”. Pero su jefe enseguida encontró el objeto. Tratábase de un simple atomizador del grifo con un tubito en el extremo. Por lo visto en Uruguay y alrededores ese es su nombre...Por supuesto...
Otro día entra un chino:
- Cola pala lata.
- Bien ¿y qué tipo de lata es? ¿es una lata muy gruesa?. Tengo el “Super glue”, el...
- No, pala lata.
- Pues eso que depende del tamaño de la lata.
El chino con evidente impaciencia:
- No lata no. Lata. Matá lata. Puggg. ( y hace una mueca).
- ¿Pegamento para matar ratas?. No, de eso no tenemos.
En otra ocasión dos chicos argentinos van a comprar carbón para una barbacoa. Uno de los dependientes, que es bastante...”peculiar” por llamarlo de alguna manera, les suelta.
- Con tanto carbón vais a comer toda la vaca. Hasta el rabo.
En este punto se hace gracia a si mismo y sigue:
- Jejeje, os vais a comer hasta el rabo, os vais a comer hasta el rabo...
Y lo repite cuatro o cinco veces más. Los jóvenes con evidentes signos de malestar no saben que hacer y el cajero le replica:
- ¡Adolfo!. Tú vigila que no te coman el rabo a ti. Y vete a trabajar.

Además de estas situaciones y aparte de las situaciones normales de la gente que quiere silicona, lija o tornillos lo pagan y se lo llevan (básicamente la normalidad habitual de la tienda) en “Ferre...te ríes”, que es como nuestro amigo Jsp llama a su lugar de trabajo hay una clientela fija un tanto...”especial”:
Un albañil argentino más sonado que el bombo de Manolo que va muy muy agobiado a comprar chorradas que no necesita, se enfada si le devuelven monedas de céntimo de euro y las rechaza con cabreo.
Otros albañiles sudamericanos que resultan plomazo hasta el agotamiento con su “suavidad”: “Helmano tu me hases el deccuento ¿veldad?”.
Un abuelete octogenario castellano facha y joputa hasta decir basta que siempre se mete con el dependiente “peculiar”. Este buen hombre de apariencia tranquila siempre va: “A ver a mi abuelito. Jou jou jou” que es el tal dependiente. En una ocasión el hombre, hasta el moño del viejo, se puso a dar vueltas por la tienda mientras el otro arrastraba arrobas, años y cayato detrás: “Abuelito ven pacá que yo a ti te quiero mucho”. Otro día el viejazo le da dos coscorrones en la “frente despejada hasta el cogote” (la calva, vamos) y el otro casi le estampa la persiana de cerrar en la cabeza mientras el dueño y Jsp se morían de la risa.

Aunque el mejor de todos es “el abuelo de la cinta aislante”. Un señor que dos e incluso tres veces a la semana va a comprar un rollo de cinta aislante. Siempre haciendo una defensa enconada del Barça y del catalán y diciendo:
- Es que yo gasto mucha cinta aislante. Usted no se lo imagina. Es que se utiliza para todo.
En la tienda hacen apuestas: que si la guarda en todos los cajones en plan “Síndrome de Diógenes” pero con cinta Tesa, que si la pierde, que si envuelve los muebles con ella, que si hace manualidades, que si la cuelga del techo para atrapar moscas, que si se la echa a la ensalada para darle color...

Una tarde entra una abuela a pedirle a uno de los ferreteros que cambia cerraduras que amenazase por teléfono a su sobrino ya que siempre conseguía entrarle en casa. Según ella: “Si ve que le amenaza un hombre le dará miedo”. Como, tras quince minutos, no convenció a los ferreteros fue a hablar el con el cajero, que no se puede mover de su sitio. Y allí estuvo casi una hora: que si: “Mi sobrino de 50 años me entra a robar”, que si “La mujer se pone mis bragas. Hace tiempo que no compra ninguna, que yo lo sé”. E intentando que el cajero amenazase al sobrino cincuentón y a su mujer “fetichistogerontófila”. Como no consiguió nada se marchó indignada.

En otra ocasión mientras los ferreteros despachaban una abuela que esperaba deja escapar una sonora ventosidad (“pedo vulgaris”, vaya) y mirando para otro lado: “Huy parece que se está bien aquí”...*Más ligerito sí, sin duda...

Pero lo mejor estaba por llegar y nuestro amigo Jsp cada vez observaba más a cierta clientela hasta caer en la cuenta que debía ser por los calores del incipiente verano que...

Una tarde en menos de una hora:
Entra un joven veinteañero deprisa. Se para en medio. Extrañado mira a su alrededor y dice: “Si esto es una ferretería”. Se cruza con un hombre cuarentón de gafas oscuras ochenteras (a lo secretaria del “Un, dos, tres, vamos). Este se queda junto al mostrador del cajero y da una vuelta sobre sí mismo mirando las paredes y el techo. Al salir hace una especie de mueca de despedida al cajero.
A los pocos minutos entran tres paquistanís.
- ¿Tú tiene reló?.
- No, aquí no vendemos relojes, no.
- ¿Y poqué tú no vende reló?.
- Le estoy diciendo que aquí no vendemos relojes. Tiene que ir a una relojería.
- ¿Y ese?-Señala el reloj de pared de la tienda”-
- No ese es para que yo sepa cuando tengo que cerrar.
- Yo quiero ese reló.
- No, ese no se vende y aquí no vendemos relojes.
- No entiendo poqué tú no quiere vendé reló.
Se van enfadados.
Mientras el cajero le cuenta esto a su jefe y amigo suena el teléfono:
- Ferretería...¡Dígame!.
- ¿Esto es una librería?.
- No. Lo siento. Se ha equivocado. Es una ferretería.
- Entonces ¿no es una librería?.
- No, ya le he dicho que no que es una ferretería.
- ¿Entonces no tienen libros?.
- No, claro que no porque es una ferretería.
- Ah, bueno. Gracias.
Al rato entra una joven guapa de aspecto normal...(mejor no fiarse que estas son las peores...).
- Hola. ¿Tienes tinte de la ropa?.
- No, aquí no, eso en una droguería.
- Ya sé que en una droguería lo venden. Pero esto me quedaba más cerca.
¿Y si lo que llega a necesitar era una lechuga o una aspirina?...
Todo eso en el intervalo de una hora...

Claro que para momento antológico el vivido por el dueño una tarde de sábado:
Un chino joven y su mujer. Él con un diente en la mano y enseñando un agujero en la boca. Querían “Pegamento de contacto” (“Super Glú 3”, vaya) para poner el diente en su sitio... (¿¿¿EIN???). Y se molestaron cuando no se lo quisieron vender. Según especula la novia del dueño la mujer debía acompañarle para ayudarle a elegir el sabor: “flesa, flutos tlopicales, celeza...”

A los pocos días de esto el cajero asiste alucinado a un diálogo surrealista.
Un señor de color...negro. Pero muy grande y de mucho color...negro comprando unos enchufes.
- ¿Quiere algo más?.
- ¡No!- Escueto mientras mira a través del asustado cajero.
- ¿Le pongo una bolsa?.
- ¡Sí!.
En esto un abuelo que pagaba al lado del gigante caribeño y que no había hecho el más mínimo gesto de conocerlo le pregunta:
- ¿Conoces a N’Ongo?.
- ¡Claro!.
- ¿Y cómo es que le conoces?.
- ¡Todo el mundo conoce a N’Ongo!.
El abuelo, hacia el cajero:
- ¿Usted le conoce?.
- No, es que yo vivo en otro barrio y no.
Al caribeño:
- Tengo que hablar con N’Ongo. ¿Tú sabes dónde puedo encontrarle?.
- ¡Todos quieren hablar con él!. ¡Palacio de la salsa!.
- ¿Dónde está eso?.
- ¿Todo el mundo lo sabe?.
- A mi no me mire que yo no...- replica el cajero.
Los dos hombres salen hablando del tal N’Ongo y de cómo llegar hasta él.

Otro día un cubano que parecía un pergamino y lucía veinte anillos de oro en las manos así como pendientes, pulseras, cadenas y gafas de oro, se enfada porque en esa ferretería no venden despertadores...
Otro día un ciudadano del Este se enfada también porque el cajero no le quiere hacer un descuento del 70% en una espátula de aluminio...
Otro día un heroinómano que siempre entra a pedir monedas intenta robar una pila de petaca mientras el cajero cobra a unas clientas. Y como este se abalanzara sobre él y se la arrancara de la mano el hombre suelta:
- Pues ya no vuelvo más a comprar...
Casi cada día algo nuevo.
Se supone que por el verano, o por la zona: el Raval de Barcelona, pero da para mucho...
La última:
Una mujer china hoy mismo: quería una pieza de una máquina que no había en la tienda. El dependiente la envía a otro sitio cercano.
- En la puerta pone: “Rodamientos y cojinetes”.
La mujer repite varias veces para cerciorarse:
- “Lodamientos y cojonetes”...

Jsp no se iba a hacer rico en ese trabajo y muchas veces terminaba con dolor de cabeza o muy cansado, pero podía disfrutar de momentos impagables.
¿Qué ocurrirá mañana en Ferre...te ríes?.

NOTA: todas las situaciones explicadas en esta crónica han sido reales: el autor no posee tanta imaginación como para inventarlas...

18 mayo 2007

SEMENTEIRA




Noche de jueves. Acabo de llegar de estar con unos conocidos.
No es tarde ni pronto. Nada especial. Curioseo por Internet antes de dormir.
Busco música de Milladoiro. Me gusta.
Escribo: “Fuxan os ventos”. Y aparece ella. Sólo al ver la palabra un escalofrío me recorre el espinazo del alma. La escucho.
Aquella canción...Hacía tanto tiempo...
Hace muchos años la tocaban en todas las fiestas del pueblo. Fue mi primer contacto con lo que luego llamarían: “Música Celta”.

“Sementeira”. Música gallega que alegra en las fiestas.
Pero mucho más.

“Sementeira”: mamá plantando repollos y preparando las patatas de la siembra.
“Sementeira”: papá con sus botas de goma, inmensas, regando entre los millos.
“Sementeira”: voltear la hierba con las “espalladeiras”. La mía de madera.
“Sementeira”: cargar la hierba en el carro en el Porto da Meda.
“Sementeira”: mi primera borrachera un día de julio volviendo de recoger hierba en la Veiga con sólo 5 años. Trompazo al “bajar de cabeza” del tractor. Risas de la concurrencia: “o menino está borracho”.
“Sementeira”: pisar la hierba en el pajar de la Josefa, con Kiko y Ale tirándonos desde la ventana y jugando enterrados entre la hierba.
“Sementeira” el cabezazo contra el filo de la puerta (y chichón que me duró un verano) por ir corriendo con mamá a echarle la comida a los cerdos.
“Sementeira”: As Mallas.
“Sementeira”: el ruido de la máquina que, en la era de Majar, separa el grano de la paja y el cascajo.

Mientras mis ojos están clavados en la pantalla viendo, desde estas imágenes, las imágenes reales que yo viví hace no tanto tiempo. Mientras en mi cerebro las notas de esta bella canción hacen revivir las voces de los míos y de mi infancia:
“- Papá Gregorio: ¿cómo se llama esta flor?
- Son las zapatillas del cuco y si las arrancas el cuco queda descalzo y no puede cantar”.
“- Tú quédate ahí, bonito, y si viene alguien a quitar el agua le dices que estamos regando en la Pía”.
Mientras todo eso pasa todos y cada uno de los pelos de mi cuerpo están erizados como lanzas. Tanto que hasta me hace gracia sentir los la barba así. La piel está más áspera que el papel de lija y un reguero de lagrimones baja tranquilo por mi ojo derecho.

“Sementeira”: un caluroso día de Majas bajando con Kiko y Alejandro (los tres) en el burro de la Josefa por el Concello e irnos cayendo uno a uno.
“Sementeira”: la primera vez que fui al Teixo con Papá Gregorio. Mi manita se agarraba a su dedo índice mientras me explicaba orgulloso cada cosa que nos rodeaba y me enseñaba la vieja choza de pastores que había construido él”.
“Sementeira”: el calor del verano sacando saínchos en la Pía con la boca llena del polvo de la tierra.
“Sementeira”: largas mañanas de verano con Bruja y los primos en el balcón y en la bodega de casa de la Abuelita.
“Sementeira”: ir subido en los hombros de papá sintiéndome grande y poderoso, como un gigante.
“Sementeira”: la primera vez que un cerdo enorme me pisó y casi me parte el pie.
“Sementeira”: escuchar las historias del Tío Manuel en el “soalleiro” mientras el Papá Gregorio me daba un caramelo. De aquellos que “crecían” en sus bolsillos...
“Sementeira”: jugar en el corral del Tío Santiago.
“Sementeira”: ir a ver a la Tía Matilde o a la Tía Encarnación que siempre nos daban algo y nos estampaban un beso mojado en la mejilla.
“Sementeira”: robar manzanas verdes y coger moras volviendo del río.
“Sementeira”: peleas de inseparables amigos con Meres y largas charlas “trascendentales” con Luis.
“Sementeira”: el color gris de los pajares de granito.
“Sementeira”: el color verde de la puerta de casa y la enorme llave vieja.
“Sementeira”: el rojo de los carros y el verde intenso de los rincones de faíntos (helechos) cercanos a fuentes de agua fresca.
“Sementeira”: el tacto rasposo de las hojas de los millos y el olor dulzón de sus cañas.
“Sementeira”: ortigarte las piernas y frotar luego con la aromática “hortelana” (menta silvestre) que es el único antídoto.
“Sementeria el aroma de la hierba recién segada en los prados y el caliente olor de la paja acabada de salir de las Majas.
“Sementeira”: el sudor de las vacas acarreando la hierba en los carros mientras con una rama fina les espanto las moscas de los ojos.
“Sementeira”: el eje de los carros cantando por el peso de la hierba.
“Sementeira”: el olor a mamá y a papá trabajando la tierra. Y el olor fresco y vivo a la tierra fértil que se deja trabajar por manos expertas.
“Sementeira”: aquella ingenuidad recubierta de burradas que aún tuvimos los niños de entonces. Sin teléfonos. Sin internetes. Sin globalizaciones televisivas. Sin modas. Con bocatas de chorizo, renacuajos que “disecar”, trabajos que hacer en los huertos, abuelos (de quien fuese) que diciéndote: “bonito” en una caricia te daban un caramelo y una lección de sabiduría en cada palabra.
“Sementeria”...

“Sementeira”: vivir en la tierra amando la tierra.
“Sementeira”: infancia que crece feliz respetando, escuchando y amando a los mayores.

En el vídeo hay varias fotos de niños con abuelos. La última me hace volar a Sus brazos.
Después de 25 años aún le echo tanto de menos...
Mientras el vello sigue en tensión, la piel peor que la de un pollo desplumado y el lagrimón ha mudado en torrente desbordado un escalofrío infinito recorre cada rincón del alma y me regala melancolía, felicidad y paz.

Pienso en Bruja, y en mis amigos: cada uno de ellos tiene su propia “Sementeira”. Algunas se cruzarán y robarán juntas manzanas verdes, jugarán en la bodega de la Abuelita o caerán de tres en tres de un burro.

Y pienso en lo inmensamente afortunado que soy por haber tenido la infancia que viví.
...Y por haber conocido lo que es la “Sementeira”...

14 mayo 2007

¡QUE VIENE EL LOBO!!!

Atardece. Una niña con un abrigo rojo camina deprisa por los senderos del bosque. Nerviosa mira constantemente a su alrededor. Lleva en la mano un gran paquete que agarra con gran cuidado. Llega a un claro en medio del cual hay una casa. Oteando el entorno, vigilante, golpea repetidamente la puerta. Sale a abrirle una anciana:

- ¡Abuela. Que viene el lobo!.
- ¡Entra!.¡Rápido!.
Cierran la puerta.

Atardece. Unos ciervos nerviosos corren por sendas del bosque. Al llegar a un claro golpean con sus cornamentas la puerta de una casa. Les abre una anciana:

-¡Que viene el lobo!.
-¡Rápido. Entrad!.

Unos pájaros vuelan raudos entre las ramas del tupido bosque. Llegan a un claro y picotean los cristales de la ventana de una casa. Una anciana abre.

- ¡Que viene el lobo!.
- ¡Vamos. Rápido!.

Un grupo de ardillas saltan de rama en rama del frondoso bosque de robles, castaños, fresnos y abedules. Se detienen en la casa del claro del bosque. Nerviosas. Llaman a la puerta:

- ¡Que viene el lobo!.
- ¡Sí. Venga, pasad!- Dice la anciana al abrir.

Tras las ardillas, un tejón y su familia, una manada de jabalís, dos corzos, tres raposas que transportan sobre su lomo varios escarabajos y otros insectos. Cuatro grajos, dos cigüeñas, y seis abubillas llegan volando algo más tarde. Las cigüeñas llevan en su pico un cubo lleno de agua con la familia de las truchas del arroyo y las ranas del estanque.
Todos ellos, cuando llaman a la puerta, nerviosos, dicen lo mismo:

- ¡Que viene el lobo!.

Cuando ya están todos los animales del bosque en la gran casa del claro.
Llaman a la puerta. Se oye un murmullo entre los nerviosos animales.
La abuela abre la puerta. Tras ella la niña del abrigo rojo y los animales del bosque.
Ante ellos el lobo. La abuela lleva en las manos un gran pastel de chocolate. Mira a los ojos al lobo y dice:

- ¡CUMPLEAAAAÑOOOS FEEEELIIIIZ!.

*- Autofelicitación de cumpleaños. Hoy hace.........años que nació el Lobogrino: o sea yo. Gracias mamá, papá por tanto.
**- Gracias Bruja por el regalo.

***- Recreación de una historia escuchada a un cuentacuentos vigués.

06 mayo 2007

AUTOESTIMA

Sábado. Ocho y media de la mañana. Lloviendo.
Con los ojos aún pegados y el café sin llegar al cerebro camino hacia el curro del que saldré cerca de las nueve de la noche (con una pausa de tres horas para comer, claro).
De repente viene a mi mente el título de una película de hace unos años: “Quiero ser como Beccam” (*Como estudié Filosofía y allí hablábamos de Occam me niego a utilizar las “ka” “hache” con este paisano suyo de otra época, aunque no se parezcan en nada, afortunadamente para el filósofo ajusticiado).
Ni que decir tiene que no tengo ni idea de qué iba la película (poco cine que veo no voy a malgastar tiempo y cuartos en algo que encima tenga que ver con el fútbol) pero había leído el título.
Siguiendo bajo la lluvia el título me llevó a una noticia cotilla leída pocos días atrás: “Beccam le compra a su mujer un vibrador de platino y diamantes por valor de 2 millones de dólares”.
Cabe preguntarse qué le ocurría a mi mente para, yendo al curro tras haber dormido apenas tres horas, recuerde ese tipo de noticias...¿Debo empezar a preocuparme?...

Sí, claro que, dejando a un lado el esnobismo escandaloso, friki y cutre con avaricia de gastarse trescientos y pico millones de pesetas en una majadería, el problemón de si uno de los diamantes se despega y se clava por “las profundidades”...y el hecho de que si le regala ese tipo de objeto el chaval tiene un “pequeño” problema, uno viendo las cifras que mueven estos parásitos sociales durante un instante siente cierta envidia. De disponer de ese pecunio yo no me iba a comprar un juguetito de platino y diamantes (los de goma de toda la vida de mil pelas van de fábula, si es que se necesitan, claro...) pero podría hacer tantas cosas y tan útiles con ello.
La envidia me duró hasta que me paré en el semáforo.
Pudiendo ser yo ¿para qué narices quiero ser un niñato eternamente adolescente, que vive sólo por y para las apariencias, con una vida tan de plástico como las tetas de su artificial mujer, rubio, alto, sin una gota de grasa en la cintura, un pelo en el pecho o una neurona en el cerebro?...¡Menuda grima, por Dios!. Con lo bien que estoy siendo bajito, michelinítico, cabezón e inteligente y con una vida auténtica aunque no tenga un duro.
Siempre he sido algo raro: desde mi más tierna infancia estoy “encantado de haberme conocido” y ya desde entonces como yo era, lo que yo vivía o lo que yo pensaba era lo que consideraba como “lo normal”, casi como lo “único” normal.
Nunca tuve ídolos al uso porque tenía muy claro que no eran perfectos: “les faltaba ser como yo”...
De adolescente y de joven, mi único ídolo era el Hijo de un Dios loco crucificado dos mil años atrás. Él y buenos seguidores suyos como Francisco de Asís u Óscar Romero. En la actualidad siguen siendo ídolos y pruebas quasi imposibles de superar o aspiraciones que dan sentido a muchas cosas y muchas luchas; pero ese tema no toca ahora.

Por eso no puedo ni quiero entender a los jóvenes o no tan jóvenes que “quieren ser como un futbolista cutre, o una pseudocantante de medio pelo (el otro día en la tele un treintañero se desgañitaba por tener cerca a una tal Lorena o algo así, que resultó ser una de estas de Operación Triunfo a la que debe conocer su madre pero que sale en la tele y por lo visto es famosa...).
Y me da coraje: porque si bien puede ser normal que durante algunos meses de la adolescencia el chavalín desorientado busque el referente hasta acabar de definir su propia personalidad, parece que actualmente ese espacio temporal se ha alargado durante décadas.
En ocasiones con consecuencias dañinas. Si Kate Moss es anoréxica y toxicómana seguramente habrá muchas niñas (o treintañeras desfasadas) que lo serán por parecerse a ella. Si Beccam es un gárrulo vicioso que sólo gana dinero a espuertas y se aparea con toda fémina que respire habrá muchos adolescentes-treintañeros que quieran ser como él. Por poner dos ejemplos, sólo.
Y no lograrlo (que nunca se logra) llena las consultas de los psicoanalistas de frustraciones y todo tipo de taras mentales.

Se venden imágenes irreales de belleza irreal, de fama de mentira sin talento, de juventud de silicona, de relaciones de plástico, brillantes y modernas pero de plástico. Falsas imágenes de dinero, glamour y vacío.

Se nos dice como tenemos que querer ser para ser más...más...más ¿más qué?...
Pero nadie nos dice que es fantástico ser uno mismo y “estar encantados de habernos conocido” porque, a fin de cuentas, nuestra mejor realización y nuestro mejor espejo es nuestro avanzar en la vida cada día siendo quienes somos. Nosotros mismos, vaya.

Sin duda prefiero no poder comprar un vibrador (tampoco lo necesito) de platino y diamantes por dos millones de dólares e ir a currar un sábado por la mañana que ser como otros.
Me ha tocado la lotería siendo como yo mismo (y teniendo la gente que tengo a mi alrededor, por supuesto).
“Quiero ser Lobogrino” que debería decir Beccam.
Siguiente semáforo. Sigue lloviendo. Antes de llegar necesito un café o me dormiré...

24 abril 2007

TRAS EL INVIERNO...

- Es extraño, pero aunque somos tan distintos, ya no puedo vivir sin ti.
- Je jeje. A mí me ocurre lo mismo. ¿Recuerdas como empezó todo?.
- ¿Cómo no voy a recordarlo si es la historia de mi vida? :

Nací una cálida noche del mes de julio más caluroso de la historia. Después de muchos dolores mi madre dio a luz a cinco hermosos gatitos. Nacimos en un rincón escondido de un pajar escondido, junto al huerto en el que una generosa señora alimentaba a mi madre. Nacimos entre la paja y entre la paja estuvimos hasta que pudimos empezar a caminar.
La buena de mamá pasaba el día con nosotros, protegiéndonos. Únicamente salía, poco, para comer las sobras que aquella buena señora dejaba en un rincón de la huerta.
Mi madre era una gata atigrada gris de esbelta figura. No tenía dueños que la cuidasen, como tampoco había tenido su madre. Siempre se tuvo que buscar la vida pero jamás fue ladrona. La señora Baldomina, su benefactora, pronto se percató de su presencia en el huerto y empezó a dejarle comida en un rincón.
Nacimos en la pobreza y en la más absoluta pobreza transcurrieron nuestras vidas.
Lo primero que vi cuando, a los pocos días de nacer, se abrieron por primera vez mis ojos, fue la sonrisa de mamá y su áspera lengua lavándome la cara. Oí ruidos que no supe identificar y, tras mover la cabecita, vi un amasijo de piel, patas, morros y orejas que no entendía. Mamá me apartó a un rincón de la mullida cama y pude ver por primera vez a mis cuatro hermanos. Los trillizos eran del mismo color gris pardo que mamá y la gatita una belleza tricolor. En cuanto a mí: mi pelo es gris intenso.
Recuerdo el rayo de sol que iluminó el montón de paja y pelo de mamá donde nacimos. Un inalcanzable ventanuco viejo permitía el paso a la luz entrevetada de polvo. A nuestro alrededor, en la penumbra, se amontonaban todo tipo de aperos herrumbrosos entre telas de araña y montones de polvo, viejas maderas eran pasto de la carcoma junto a restos de aromática hierba envejecida.
Un mes después salimos por vez primera. Mamá vigilaba cada movimiento con inquietud. Los trillizos jugaban a pelearse entre ellos, la gatita no salía de las faldas de mamá, y yo, siempre al final, descubría todo un mundo de sensaciones: tan pronto olía la flor de un azulado pensamiento, como perseguía una afanosa abeja que iba y venía de las flores a la colmena.
Mamá, siempre pendiente de nosotros con paciencia infinita, constantemente nos juntaba y nos protegía.

Nací una cálida noche de del mes de julio más caluroso de la historia. Después de muchos dolores mi madre dio a luz a tres bellos gatitos. Nacimos en la sala de estar de una amplia y céntrica casa, rodeados de los cuidados de los dueños de mamá. Nacimos entre mullidos cojines y entre cojines estuvimos hasta que pudimos corretear por los pasillos.
Mamá pasaba el día con nosotros, cuidándonos. Dejaba el mullido lecho para comer la comida gatuna enlatada que le servían sus amos en un cuenco siempre reluciente. También salía para que la peinasen y le arreglasen el largo pelo.
Mi madre era una gran gata persa azul. Desde siempre sus dueños la habían cuidado como ya habían hecho con su madre. Su vida transcurría plácida y tranquila. Apenas salía a la calle: en casa lo tenía todo para vivir bien. Su pelo siempre estaba limpio y peinado y a ella le gustaba acostarse, ronroneando, en el sofá de la sala.
Lo primero que vi cuando, a los pocos días de nacer, se abrieron mis ojos fue la sonrisa excitada del nieto de los dueños y la mano de su madre alejándole de mí. Mamá se puso a lavarme la cara con su áspera lengua. Miré a mi alrededor y vi a mis dos hermanos durmiendo tranquilamente junto a mi.
Ella era una gatita blanca de largo pelo y el hermano un majestuoso gatito persa gris. En cuanto a mí: soy un gato persa de tres colores.
Recuerdo la amplia luz que entraba a raudales por los cristales de la galería.
Junto a nosotros plantas de interior, una mesa de madera y cristal con sus sillas y el resto de muebles del comedor en un suelo reluciente.
Desde que pudimos empezar a andar nos movíamos por aquel espacio. De vez en cuando alguno de los nietos de los dueños se escapaba para jugar con nosotros y hacernos perrerías. Mientras correteábamos por la sala y jugábamos con las cortinas, las plantas y cualquier cosa que veíamos, mamá nos observaba tranquila desde su rincón ronroneando feliz.

El verano transcurría con su asfixiante calor y nosotros crecíamos bajo los cuidados de mamá. Ella nos enseñó a mordisquear las sobras que le dejaba la señora Baldomina. Seguía dándonos de mamar a la vez que nos apartaba los mejores trozos de comida. Cada vez estaba más delgada pero la infancia es inconsciente y nosotros nos disputábamos toda la comida quitándosela de la boca. Correteando, descubriendo los rincones de la huerta o del pajar, comiendo y aprendiendo a cazar ratones por los rincones crecíamos felices.
A mediados de septiembre llegó una familia que también nos dejaba restos de comida en la huerta.
Empezó el otoño y cambió el tiempo: los días ya eran más cortos, el verde se tornaba dorado y el calor iba cesando. Nosotros, sin dejar de mamar, cada vez comíamos más con lo cual mamá cada día estaba más flaca. Ahora un hombre joven también nos llevaba comida todas las mañanas. Nosotros, desconfiados como nos enseñó mamá, nos acercábamos sólo cuando él se iba. Los trillizos siempre eran los más valientes, la gatita no se despegaba de mamá y yo, vigilante, en la retaguardia. En un par de ocasiones la señora Baldomina intentó cogerme, pero yo soy más rápido: una vez me zafé de un saco y otra salté antes de que me atrapase una cesta. Desde entonces me volví aún más desconfiado, pese a los intentos de acercarse por parte del hombre joven.
Unos días después Baldomina dejó de ir a llevarnos comida y sólo nos alimentaba el hombre joven.
Con los primeros fríos y el hambre los trillizos cada vez se aventuraban más fuera de la huerta, pese a que uno de ellos apenas veía por una enfermedad en un ojo. La gatita era la enfermiza y triste sombra de mamá. Mamá cada vez estaba más delgada, ya no corría pero nos dejaba comer antes de hacerlo ella.
Lo mejor del día era la vuelta al nido del pajar. Allí, pese al hambre creciente, juntos al calor de mamá éramos felices. Mamá sonreía con tristeza...
La tragedia llegó con la primera helada del invierno: dos de los trillizos salieron con el alba. Sólo yo les vi salir. Uno de ellos se giró, me dedicó la mejor de sus sonrisas y dejó del pajar tambaleándose. Poco después, cuando salimos a comer, la gatita lo encontró muerto por el hambre junto a la piedra donde nos dejaban las sobras. Mamá cogió su cuerpecito con sus dientes y lo llevó a un rincón de la huerta, lejos de nosotros. El otro yacía congelado junto a la reja de entrada del huerto.
El día antes de Navidad el trillizo que quedaba salió del pajar hacia el huerto. Tenía mucha hambre y no veía bien...
No volvimos a verle, pero nos enteramos más tarde por un viejo gato que al dejar el huerto le atropelló un coche y le arrastró lejos.
Sólo quedábamos tres. La gatita y mamá cada día más débiles y yo, que aguantaba el frío y el hambre como podía.
Intentábamos continuar con la vida habitual, pero ya no había risas, ya no había fuerzas para juegos, y ya no había carreras. El hombre joven continuaba cada día llevándonos comida, con gesto preocupado por las ausencias. Ahora era yo el que le apremiaba. Toda mi vida se reducía a esperar la comida y dormir junto al calor de mi madre y mi hermana.
A principios de año noté frío a mi lado antes de despertar. La gatita había muerto de hambre mientras dormía.
Mamá, con resignación, lentamente la llevó al rincón más alejado del huerto.
Mamá ya no tenía fuerzas. Yo la seguía a todas partes y ella me llenaba de cariño. Su mirada era triste y resignada. A mediados de enero, poco después de comer, volvimos al pajar. Yo me dormí enseguida junto a ella. Cuando desperté era de noche y ella no estaba. Esperé a que volviese toda la noche, solo en el pajar. Y al día siguiente. Y al otro... El hambre me obligó a salir. El camino, la piedra donde comíamos, el pajar...todo me olía a mamá. El hombre joven me vio desde la calle y al momento me llevó comida. Yo seguía sin fiarme de él pero en el fondo sabía que era lo único que tenía. Cuando acabé de comer volví al pajar y me dormí en la paja que olía a mamá y a los hermanos. Estaba solo.

El verano transcurría con su asfixiante calor y nosotros crecíamos bajo la mirada atenta de mamá. Poco a poco los amos de mamá nos enseñaron dónde teníamos que mear. Era un cajón con una arena que olía a serrín. También nos daban leche en una lata tres veces al día. Alguna vez nos sacaron al jardín y descubrimos la hierba, las flores, el viento y los insectos. Mamá nos observaba tranquila y atenta. Una vez a la semana nos bañaban y nos peinaban. Íbamos creciendo y todo era ideal.
Empezó el otoño y llegó el gran cambió. Un día llegaron unos señores con nuestros dueños. Nos cogieron y nos miraron a todos. A mi no me gustó nada y no paré de morder y dar zarpazos. Los desconocidos hablaron con los dueños y cogieron a mi hermano, el gatito persa gris. Dieron unos pequeños papeles de colores a los dueños y se lo llevaron. No le volví a ver. A mamá parecía no importarle demasiado pero a mi no me gustó y me volví desconfiado. Lo llamé pero no hubo respuesta.
Días más tarde los dueños de la casa cogieron a la gatita blanca y también se la llevaron. Creí que irían a bañarla pero aquella noche no volvió; ni tampoco al día siguiente. La estuve llamando durante varios días, pero mis baldíos maullidos debieron molestar a los amos que en alguna ocasión me pegaron para que me callase. Mamá no hacía demasiado caso a lo que ocurría pero yo me sentía fatal. Un día me despertaron muy temprano, subieron a mamá al coche en una jaula de plástico y a mí me llevaron a una huerta en el medio del pueblo. Subieron al coche y se fueron. No sabía a donde ir y me acerqué maullando a la casa que estaba más cerca. Como pude trepé hasta una ventana y al cabo de un rato la abrió una señora. Me aparté desconfiado pero ella me sacó comida al corral que había detrás de su casa. Encontré refugio debajo de una pila de ramas secas, junto a una pared, sobre un puñado de hierba seca, en un rincón del corral. Tenía miedo, estaba solo y todo mi mundo se había desmoronado. La primera noche lo pasé fatal: había montones de ruidos desconocidos y luces lejanas... Tres días después del abandono empezaba a estar más tranquilo. Con el pelo que se me enganchaba en las ramas pude hacer una especie de cama en el rincón escondido. Había otros gatos grandes que me perseguían y me pegaban pero mi rincón era demasiado pequeño para ellos y me sentía ligeramente seguro.
La señora Baldomina, que era como se llamaba mi nueva amiga, me dejaba la comida junto a la ventana de su cocina y espantaba a los otros gatos para que yo pudiese comer.
Pero aún faltaban más sorpresas. Un día la señora Baldomina me intentó coger y me refugié en mi escondite. Me daba miedo desaparecer a mí también como le había ocurrido a mi familia. Al día siguiente cuando fui a comer como de costumbre la ventana estaba cerrada. Esperé todo el día pero nadie apareció. Por segunda vez en poco tiempo volvía a estar solo. Regresé a mi rincón. Hacía mucho frío y mi pelo sucio y desgarrado apenas me protegía de la helada. Pero como mi rincón era algo caliente mi mayor problema era el hambre.
Mi olfato me guió, una fría mañana del mes de enero, hacia una huerta donde una piedra grasienta olía a comida. Me escondí en un tiesto viejo y al cabo de un rato apareció un gatito atigrado de color gris intenso. Se subió encima de un picadero de leña y esperó mirando nervioso hacia la verja.
Estaba muy delgado y tenía la mirada triste. Poco después llegó un hombre joven con una bolsa. La vació encima de la piedra y se alejó. El gatito gris se puso a comer con ansia. Yo, que llevaba cuatro días sin hacerlo, no pude más y me acerqué. El gatito se asustó y se alejó unos metros. Comí un poco y me aparté. Entonces él se acercó y acabó lo que quedaba. Luego desapareció. Yo regresé a mi rincón del corral.
Estuvimos así durante varios días hasta que un día decidí seguirle...

Una noche soñé que había alguien a mi lado. El sueño era tan real que incluso sentí calor. Cuando desperté vi sobresaltado al gato de tres colores y largo pelo, que comía conmigo desde hacía unos días, durmiendo junto a mí. Salté y gruñí. Él hizo lo mismo, pero pronto nos acercamos. A fin de cuentas hacía tiempo que comíamos juntos. Ese fue el inicio de nuestra amistad. Desde entonces no nos separamos para nada. Nos hemos convertido en la familia del otro. Comemos juntos la comida que puntualmente nos lleva el hombre joven o su madre. Dormimos en el pajar donde nací. Salimos a cazar ratones o a explorar por los alrededores. El gato de pelo largo, que es más grande que yo pese a tener mi edad, me protege de otros gatos.
Ahora los días son más largos. Ha llegado la primavera y el tiempo es más suave. Vuelven brotar las plantas, el perfume de las flores de los cerezos y los manzanos, la menta y el laurel nos reconforta, las golondrinas nos despiertan con sus cantos. Hemos crecido, tenemos fuerzas. Y estamos juntos. Pese a ser del mismo pueblo nacimos en mundos totalmente distintos. Somos diferentes pero ya no podemos vivir el uno sin el otro. Y gracias a que estamos juntos sobreviviremos.
Seguro.

©- Lobogrino. Valle de los Lobos. 31 de Marzo de 2004.

11 abril 2007

VAYA CRUZ DE SEMANA SANTA...o no...

“Baja a Dios de las nubes...”
- Chus: ¿qué tal ha ido la Semana Santa?.
“Baja a Dios de las nubes:
llévale a la fábrica donde trabajas...”
- ¡¡ Esa músicaaaaa!!!.
- Perdona, papaíto, no te había oído.
- ¿Cómo me ibas a oír con la música tan alta?. ¡Esta juventud!.
Te preguntaba por la Semana Santa.
- Pues ¿cómo iba a ir?. Como siempre: un auténtico calvario.
- Si es que la culpa es tuya: te empeñas en viajar y enterarte de lo que hace la gente y luego pasas un mal rato.
-¿No me digas que con el panorama que hay no es para menos?. ¿Qué hace la gente en Semana Santa?.
- Procesiones.
- Pues eso.
- Y lo bonitas que son...
- Ya, claro. Pues no decías tú lo mismo hace tres mil años, cuando lo de mi Procesión. Y aquella era real.
- Bueno claro porque veía que torturaban a mi hijo, y sufriste mucho.
- Sí, pero ¿Sólo sufrí?.
- Hombreee, nooo Al final resucitaste: no puedo explicarlo con palabras humanas (no existen) para que lo entiendan de lejos pero resucitaste. Lo importante de tu Semana Santa no fue el sufrimiento sino que pese a ese sufrimiento Tú Resucitaste: la Pascua, vamos.
- Pues entonces ¿porqué ahora sólo salen por las calles y por la tele las procesiones del Viernes Santo y parece que la Semana Santa se acabe ahí?. Sin la Resurrección la cruz, el sólo sufrimiento, es un aberrante absurdo.
- Si ya lo sabes: a algunos les interesa manipular a otras personas con el pietismo y con el rollo absurdo de que cuanto más sufran en esta vida mejor van a estar en la otra.
- ¡Que equivocados están!.
- ¡Que equivocados están!.
- Se flagelan, se hacen heridas, se clavan en cruces en mi nombre. ¡Pero si yo no era masoquista!. ¡Si a mi me torturaron por decirle al pobre y al oprimido: “levántate y llama a Dios “Padre” que te quiere como a su hijo que eres; y te quiere vivo, libre y feliz”. Y estos van y se clavan en cruces o se despellejan la espalda...¡están desquiciados!.
- No olvides los que lloran desconsolados porqué la necesaria lluvia impide salir a “su virgen” o a “su Cristo”...
- Bueno esos pa echarles de comer aparte...Si un creyente de otra religión se pasa por aquí pensará que hay miles de madres de miles de Cristos. Y luego, durante el año, oye: nunca están por la parroquia: pero de “su paso” (una talla preciosa y carísima) son de lo más devoto...¿eso no era superstición?: poner toda la fe en un objeto inanimado y eso...
- Casi prefiero a Aramís Fuster y todo: al menos se ve el timo...
- Pues sí. Que esto deprime a cualquiera: ¿entiendes que me ponga así?.
- Y este año con más razón: después de lo de Vallecas: hasta a mi me hierve la sangre.
- Merecen dos hos...Digo: ¡Manda narices con la jerarquía!. Cierran una Iglesia porque los curas son progres y ayudan a la gente en nombre de Dios... Claro como lo que les interesa son estas nuevas sectas destructivas que se ponen del lado del opresor y del rico. ¿¡Para qué narices nací, viví, enseñé, morí y resucité!?. Padre ¿PARA QUÉ?.
- Como si no lo supieras...Para lo que también has visto durante esta Semana Santa. A ver: cuenta: soy todo orejas...y ya sabes que si quiero puedo...
- Ejem...mejor que sólo escuches y no juegues, que estoy hablando en serio.

Vale: esta Semana Santa también he visto el emocionado y amoroso reencuentro de una meiga y un mago enamorados. La esperanza dolorosa y amorosa de una hermana y una madre que han perdido alguien cercano pero que aman, esperan y confían aunque estén rotas. Las primeras florecillas de la primavera del valle que una bruja regaló por un mensaje a un aprendiz de brujo. Esta Semana Santa he visto a personas amarse, cogidas de la mano por las calles de la ciudad. Personas amándose sin importar su sexo, ni su aspecto físico, ni su lugar de origen, ni nada más que su felicidad. Porqué por ese amor es el regalo más bello que les has dado, Padre, por mucho que algunos intolerantes quieran marginarlo y destruirlo.
Esta Semana Santa he visto a personas valientes gritar que no van a permitir que destruyan Tu obra que tan bien hacen esos tres curas de Vallecas.
Y para serte sincero ahí es donde me he quedado, no en los que “pasean imágenes” olvidando la resurrección, ni en las bendiciones manipulantes de los que no tienen interés en conocernos y si pudieran nos crucificarían de nuevo.
He estado donde son capaces de amar y ser libres: en el amor de la meiga y el mago, en la dura esperanza de la madre y la hija, en las flores compartidas en la distancia de los hermanos, en el encuentro libre y festivo de los osos gays de Barcelona, en la lucha de la parroquia de Vallecas...en...
- Lo sabía. Siempre lo haces así. Anda sigue con esa canción que aunque pasada de moda me gusta oírtela cantar.

- “Baja a Dios de las nubes
llévale a la fábrica donde trabajas.
Quita a Dios del retablo
y grábale dentro de tu corazón.

Roba a Dios de los templos
donde lo encerraron hace tantos años.
Déjale libre en las plazas.
Llévale también al mercado del pueblo.

Porque Dios no es un Dios muerto
y si pensáis que está muerto
equivocados estáis”.
¡Feliz Pascua!.